
Cage escuchó con toda atención y llegó a la conclusión de que, a pesar de todo, oía dos sonidos, uno grave y otro agudo. Cuando preguntó a los científicos, éstos le informaron de que el sonido grave era su propia sangre circulando y el agudo su sistema nervioso en funcionamiento. Cage llegó a la siguiente conclusión: "El silencio no existe".
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